Hace unas horas, escribía en un correo a unas hermanas que, "el bambú crece muy alto y fuerte, aun cuando el viento lo puede doblar, no se quiebra, porque tiene raíces muy profundas y fuertes"... seamos como el bambú, hagamos raíces fuertes en nuestros proyectos de vida...
En estos momentos, hago la reflexión necesaria sobre los acontecimientos recién vividos, al concluir el servicio realizado al frente del Consejo Masónico Nacional de la Confederación de Grandes Logias Femeninas Regulares de los Estados Unidos Mexicanos.
Hace casi 24 años ingresé a la Augusta Institución que es la Masonería Femenina, un 30 de Septiembre de 1989 de la E:.V:., nuestras muy Queridas y Venerables Hermanas del Gran Oriente Femenino de Veracruz, dirigidas por la muy Respetada Hermana Rosita Huesca de Santiago, quien ha sido y es, un ejemplo para todas las masonas mexicanas, ella a pesar de la familia, el trabajo y sus diversas actividades, se organizó de tal forma que nos dedicó valioso tiempo para hacer masonería en México. Pero regreso a lo que me trae a estas líneas, en estos años de masona he tenido la oportunidad de conocer, compartir y crecer a lado de mujeres que, junto con una servidora hemos podido ser hacedoras de la historia.
Hacer masonería no solo es estudiar, practicar o conocer señales, signos o palabras impactantes... sino que esto implica paciencia, prudencia, templanza, firmeza y fuerza... paciencia, para ser constante a pesar de los sinsabores que podamos vivir o a pesar de las palabras agradables de las que podemos ser objeto, porque una u otra situación, pasaran. Prudencia, para que, a pesar de todo lo que pueden decir de la Augusta Institución, sepamos esgrimir la verdad que nos hace libres y nos permite avanzar en el sendero. Templanza, para ser moderada en las experiencias adversas y responder con inteligencia sin que la emoción o la pasión nos nuble la visión. Firmeza, para alcanzar las metas y trabajar en ellas siendo constantes, con férrea voluntad y candorosa ilusión. Y, fuerza, para mantenernos firmes a pesar de las tormentas, con la capacidad de superar obstáculos y dificultades, para seguir de frente, siempre de frente, porque para atrás, ni para tomar impulso.
La masonería es una verdadera escuela de las virtudes, del bien común, del amor fraternal. Debo reconocer que he sido muy afortunada, tengo muchas hermanas, muchos hermanos, una gran familia fraternal a la que me une la complicidad del trabajo masónico... amigos y amigas que son parte de mi historia y, quiero pensar, lo soy de las suyas... Estoy agradecida con la vida, con el Gran Arquitecto del Universo y con todos mis hermanos masones por todo lo vivido.
He servido a nuestra institución masónico como aprendiz, compañera, maestra, en algún sitial en Logia, como Venerable Maestra, como Gran Maestra, como funcionaria del Consejo Masónico Nacional de la Confederación y... recientemente para el periodo julio 2010-julio 2013 como Presidenta del CMN, creo que he podido servir en casi todo los puestos; pero, debo reconocer que sigo siendo aprendiz, mucho queda por hacer... escribir, compartir, aprender, junto a todas mis Queridas, Venerables e Ilustres Hermanas a quien siempre agradeceré me dispensen como su hermana y su cariño fraternal.
Deuda de gratitud tengo con mis queridas hermanas del Gran Oriente Femenino de Veracruz, con Rosita, Yolanda, Lety (E:.O:.), Pola (E:.O:.), Leo, Lulu Z... y por supuesto a mis muy queridas hermanas de la Gran Logia "Unida de Tabasco" Isabel, Mary, Juanita y Bety... con Eva, Ceci, Maricela, Carmita, Linda, Mincha, Moni, Mica, Alba, Karla, Irma B., Alma, Emilia, Araceli, Yolanda J., Maru, Esperanza, Tere, Leida, Maribel, Angelita, Anatalia, Dulce, Nati C., Rosita M., Charito, Mercedes, Rocío P., Claudia J., Isabel A., Nora, Ceci G., Violeta, Rosalba, Tila, Flora, Pastora, Cipatli, Doris, Maricarmen... y todas las demás que escapan a la memoria... Gracias a mis Respetadas Hermanas del Consejo Masónico Nacional, integrantes todas de las diferentes Grandes Logias Confederadas...
Veo para atrás y lo que veo es el trabajo de todas mis muy respetadas y queridas hermanas... gracias por permitirme ser una más entre todas... y ser parte de la historia que entre todas hacemos... seamos como el bambú, que nuestras raíces crezcan firmes y fuertes, por medio del estudio, la reflexión y la constancia, para que nos sostengan en todo momento...
Sirvan estas líneas como testimonio de gratitud, para mis muy queridas hermanas y todas y todos aquellos que han tenido que ver con el trabajo realizado. Muchas Gracias.
¡Uno para todos y todos para uno!